Hibridación cultural.
Para hablar sobre hibridación cultural, lo
lógico sería comenzar con la definición de híbrido, la que, según la Real
Academia Española, se refiere a “todo lo que es producto de elementos de
distinta naturaleza”. Ahora bien, una definición más apropiada para el concepto
de hibridación cultural, es la que hace Néstor García Canclini, afirmando que
la hibridación convierte a las naciones “en escenarios multideterminados, donde
diversos sistemas culturales se interceptan e interpenetran”.
Se puede decir que las identidades culturales presentes en gran parte de los países que conforman América Latina, no son más que sociedades donde se “vuelve visible la heterogeneidad, la coexistencia de varios códigos simbólicos en un mismo grupo y hasta en un solo sujeto, así como los préstamos y transacciones culturales”. Estas características las convertirían en sociedades “políglotas, multiétnicas, migrantes, hechas con elementos cruzados de varias culturas”.
Sin embargo, no se puede pensar en el proceso de hibridación cultural como algo que ocurre por arte de magia. Como en todo proceso, existen elementos detonantes que propician las condiciones para que sean desarrollados. Podríamos mencionar como una causa de la hibridación cultural, la expansión urbana, ya que hemos pasado de sociedades “dispersas en miles de comunidades campesinas con culturas tradicionales, locales y homogéneas, en algunas regiones con fuertes raíces indígenas, poco comunicadas con el resto de cada nación, a una trama mayoritariamente urbana, donde se dispone de una oferta simbólica heterogénea, renovada por una constante interacción de lo local con redes nacionales y transnacionales de comunicación”.
Dentro de esta lógica funcionan dos conceptos
que, combinados, serían características fundamentales del proceso de
hibridación. Éstos son: descoleccionamiento y desterritorialización.
El descoleccionamiento llama a darse cuenta de que las culturas ya no enaltecen la manía de coleccionar arte de culto original y exclusivo para “ordenar los bienes simbólicos en grupos separados y jerarquizados”. Cuando mucho es una actividad aún mantenida por personas que ostentan cierto nivel de riqueza monetaria y una noción de “gusto” más que desarrollada. No obstante, esa ansia de tener una colección de elementos que denotan cierto status, se ha convertido en una dinámica de todos los miembros que participan en la sociedad. Esta “agonía de las colecciones es el síntoma más claro de cómo se desvanecen las clasificaciones que distinguían lo culto de lo popular y a ambos de lo masivo”.
Mediante la descolección se le permite a los sujetos vivir en un ambiente donde lo culto y lo popular se está mezclando constantemente, lo que termina con la instauración de la cultura como un punto fijo y estable que permite la movilidad desde un escalón a otro y viceversa. Esto es posible gracias a lo que se puede entender como consecuencia de la modernidad, ya que proliferan “dispositivos de reproducción que no podemos definir como cultos ni populares. En ellos se “pierden las colecciones, se desestructuran las imágenes y los contextos, las referencias semánticas e históricas”, propiciando instancias para que cualquiera pueda tener acceso a su propia colección que, sin la necesidad de ser exclusiva y costosa, forma parte del acervo cultural de una determinada región.
El rol fundamental lo juegan avances tecnológicos como las fotocopiadoras, las videograbadoras o los videojuegos son evidencias concretas del desplazamiento cultural que se da en torno a ellos. El mejor ejemplo que se puede mencionar, aunque caiga en lo ilegal, es la piratería. No todos cuentan con el dinero para ir al cine a ver un estreno cinematográfico, sin embargo, gracias al internet y a un sinnúmero de sistemas que permiten obtenerlos en buena calidad y de forma rápida, la gran mayoría de las personas puede acceder a este tipo de colecciones, sin ser discriminado por la situación socioeconómica. Así “los descoleccionamientos no permiten vincular rígidamente las clases sociales con los estratos culturales” pues “la tendencia prevaleciente es que todos los sectores mezclen en sus gustos objetos de procedencias antes separadas”.
El otro concepto que trataremos es el de desterritorialización. Implica “la pérdida de la relación ‘natural’ de la cultura con los territorios geográficos y sociales” y se puede explicar, en parte, por las migraciones multidireccionales que llenan los territorios de países latinoamericanos con exponentes de otras culturas. Un ejemplo que da García Canclini en el texto Culturas Híbridas, habla de la multiculturalidad presente en lugares donde convergen las fronteras geográficas de países como México (Tijuana) y Estados Unidos. Aquí se podrían dar dos fenómenos: el primero consiste en que los emigrantes adquieren nuevas costumbres y modos de vida, olvidándose de la identidad que les proporciona el país de origen, una especie de reterritorialización, lo que consiste en “relocalizaciones territoriales relativas, parciales, de las viejas y nuevas producciones simbólicas”;y el segundo se da en que los residentes del lugar que recepciona a los emigrantes mezclen sus costumbres con las de los recién llegados y transformen ciertos rasgos que los identifican como comunes en su país de origen.
Aquí es donde se da, el proceso de hibridación
como tal, pues la interacción de las culturas permite crear variables en las
aquellas sociedades originarias de un país o región, enriqueciéndolas con la
adquisición de nuevas manifestaciones culturales que, mezcladas, crean una gama
de identidades que varía con el tiempo. Sin embargo, no sólo el contacto
directo con estas nuevas manifestaciones ayuda en la hibridación de las
culturas, pues lo medios de comunicación también juegan un papel fundamental
dentro de esta lógica.
Cabe mencionar que hablamos de una suerte de “multiculturalidad globalizada que tiene que ver con el acceso segmentado y desigual a los bienes y mensajes de la modernidad que están en principio ofrecidos a todas las sociedades del mundo”. No todos los países acceden del mismo modo, pues los periféricos llegan retrasados a esa oferta cultural mundial. No obstante, la oferta de los medios de comunicación de todos modos logra recepción en algunos segmentos de las sociedades periféricas (radio y televisión), principalmente en los jóvenes, quienes adquieren modas y costumbres extranjeras (música, vestimenta, vocabulario, etc.), contribuyendo con la hibridación y con todos los procesos de cambio cultural en las sociedades de un determinado sector geográfico.
Finalmente y a modo de conclusión, se puede decir que las culturas son dinámicas, siempre están sufriendo cambios influenciadas por otras culturas, cambios que están ligados a todos los procesos de desarrollo y evolución que viven esas culturas, lo que implica que se esté en una constante búsqueda y construcción de identidades.
Me resolví te la tarea ¡gracias!
ResponderEliminar